martes, enero 16, 2007

Horas de Luz

Ayer vimos una película entera –no siempre es fácil al final del día-. Horas de luz, se llama y es muy difícil quedarte dormido si la empiezas. Es española, está protagonizada por Emma Suárez y Alberto San Juan y trata de un preso en régimen F.I.E.S. Una persona que en los 80 mata a otras cinco, lo detienen y cumple condena en la cárcel. Su actitud agresiva y de no sometimiento en el talego lo convierte en un preso peligroso. En 1991, a raíz de una serie de motines en las cárceles españolas ocasionadas por las situaciones límite que en ellas se vivía, la Administración penitenciaria española comenzó a aplicar el régimen carcelario F.I.E.S (Ficheros internos de especial seguimiento) cuya función principal era tener un mayor control sobre aquellos presos que por su comportamiento o actitud eran considerados los más peligrosos. Estos presos FIES no solamente estaban más vigilados, sino que pasaron a llevar una vida muy distinta que el resto. La gente de dentro y de fuera, lo comenzó a llamar la cárcel dentro de la cárcel. El preso de la película pasa a régimen FIES y la película pretende enseñar en que consistía vivir en ese régimen. También hay una historia de amor muy bella.
De las cárceles casi nadie sabe nada. La cárcel es como una sombra en la sociedad, algo oscuro donde nadie mira,es un lugar invisible. Antes al menos cuando la cárcel de Zaragoza estaba en Torrero, la gente que por ahí pasaba se daba cuenta de que existía. Ahora con la macrocarcel en la carretera hacia Zuera (el aislamiento del aislamiento se puede decir) ya nadie, solamente los directamente afectados tiene conciencia de que existe ese lugar. La cárcel para la ciudadanía en general es un lugar mítico como el infierno al que irás sino te portas bien. Cumple estrictamente un papel psicológico de control de la conducta al igual que lo ha hecho la religión. Pero las cárceles en cuanto lugar donde residen personas han pasado al olvido. Y nadie sabe lo que ahí pasa. Es cómodo pero nunca me ha valido lo de dejarse la conciencia tranquila pensando que los que están ahí se merecen lo que ahí les pasa, sobretodo no me vale porque en un lugar tan escondido y tan pretendidamente olvidado por todos es muy difícil saber qué es lo que ahí pasa. Las cárceles son –siempre las vi así- lugares inhumanos, como inhumano puede ser lo que hayan hecho algunos de los que ahí estén. Sin embargo, me parece obvio que lo inhumano no debe justificar lo inhumano. Si no te parece bien una cosa no te puede parecer bien la otra.

3 comentarios:

sb dijo...

ya, pero si no hay cárceles, ¿cual es la solución?, en especial cuando falla lo que debe ser el fin último, la reinserción del preso en la sociedad "normal"..

ah, muchas gracis por aclararme lo del FIES, hace tiempo oí hablar de ello, pero no me había quedado muy claro ;)

Llermo dijo...

Lo de la reinserción es agua pasada, algo que instituciones penitenciarias hace años que ni se plantea porque ya sabe que no puede. Y creo que el problema no es la delicuencia ni los delincuentes, el problema bien planteado es qué hacer con una sociedad que produce delincuntes, con un sistema que está sostenido en la producción de desigualdades sociales y económicas las cuales pueden explicar la mayor parte de los delitos que se producen. En la cárcel sólo hay pobres. Los cuatro ricos que a veces entran por ser tan estúpidos -un mínimo de prudencia al hacer la extorsión sería suficiente- de provocar escándalo apenas pasan días en prisión.

sb dijo...

buff, al final las cárceles se quedan en eso, en un sitio donde aparcar a los que sobran es cierto, pero no tengo claro que sea la sociedad unicamente la que genere delincuentes, algo de culpa debemos tener nosotros a título individual de nuestras acciones...